Cuando él llegaba a casa
había que tener la comida hecha
sus zapatillas al lado del sofá
la cerveza fría en la nevera
y los trozos de mi corazón
pegados por tercera vez
Las noches durmiendo a su lado
eran un congelador lleno solo de cubitos
y las mañanas
el cafe me lo tiraba a la cara
sólo para que me cabiara de color
Te amaré siempre
mientras siga pensando que eres mía
y tu me isgas mirando con las gafas de sol puestas