miércoles, 3 de abril de 2013

Marco Magoa sobre Los Dolores




Dice Carlos Drumond de Andrade en uno de sus poemas “No, mi corazón no es más grande que el mundo, es mucho más pequeño. En él no caben ni mis dolores.” 
Al leer Los Dolores de Elvira Ramos pasa lo contrario, los poemas son esta vez los que se hacen pequeños para que todos juntos quepan en un solo corazón. 
Se afilan uno contra otro, se estrechan, cogen velocidad y se desbordan como plaquetas sanguíneas dispuestas a taponar la herida o a abrirla…
Estos días también España se desborda, inundada de agua y de dolor. Sus ríos están llenos de agua que intenta recuperar el espacio perdido, lo que una vez fue suyo y entonces recuerdo el poema d.21 donde surge la añoranzadel granizo, de un rio enfurecido, de un tsunami… Sí, cuando veo las imágenes de una España desbordada y sus campos como un espejo turbio me siento seguro. Es la constatación de lo real, de lo incontestable.  
Es una verdad absoluta.
La sinceridad de “Los Dolores” y su verdad absoluta me calman una vez me han desasosegado. Elvira y su poesía me sorprendieron estando yo viviendo en El Cairo. 
No me imagino una ciudad mejor para ser sorprendido con estos poemas.
Me gusta especialmente el uso del presente en muchos momentos y la presencia de la primera persona del singular; el Yo. 
El yo, el presente y el aquí en los poemas te colocan también en lo incontestable, me llenan de nostalgia, me engañan, me hacen rememorar.
Otra vez huele a café como aquella vez… otra vez llego mojado a casa feliz de tanto dolor, otra vez los poemas se afilan el uno contra el otro, se estrechan, cogen velocidad y se desbordan. 
Me desbordo.

Marco Magoa.