El peso de las naranjas y
Miner´s Pond.
Anne Michaels.
Bartleby Editores. 2001.
143 páginas.
“Estirar el agua, desatar su costura”.
Ese es el primer verso del libro El peso de las naranjas y Miner´s Pond, de
Anne Michaels. Lo palpable se acerca a
nosotros con sutileza, por medio de las cosas tangibles, todas las que nos
pasan a nosotros, los poetas y al resto del mundo.
Considero que es uno de los pocos
poemarios, de reciente lectura, que
confirman algo que vengo defendiendo desde hace tiempo: que la narración y la
poesía están tan íntimamente ligadas que lo mágico que ocurre en la segunda,
trasciende a la primera y nos permite construir una metáfora eterna que rompe
las reglas, que podemos coger y sentir.
No es un poemario al uso,
si es que alguno lo es, se trata de una mezcla entre los mensajes que
escribíamos en aquellas postales, todavía existentes, que comprábamos cuando
salíamos de vacaciones, el diario de adolescente que todos hemos tenido
escondido en nuestro cuarto, una fotografía que podría haber sido tomada por
Francesca Woodman, por lo indeleble, lo fugaz, lo quebradizo de la imagen, y
por supuesto, lo que todos entendemos por poesía.
Nadie sabe cómo será escrito un poema hasta que está
terminado, hay poemas que ni siquiera lo son, hasta que alguien decide
nombrarlos. Cuesta trabajo en El peso de
las naranjas y Mine´s Pond encontrar la cadencia poética, el conjunto
podría incluso parecer que carece de musicalidad, cuando no es así.
La
fenomenología de este poemario es el recurso perfecto con el que la autora
cuenta para dar alcance al hecho poético. Lo maravilloso de ello, es que nos
adentramos de lleno en el salón de su casa, debajo de las sábanas que la
resguardan del frío nocturno, incluso nos presenta a sus seres más queridos y
nos hace quererlos más; en un acto de generosidad, nos regala las citas de sus
autores de referencia.
Nos
invita a un festín barroco de palabras
en el que comprendemos que “el corazón
mantiene cuerpo y espíritu en equilibrio, hasta que la densidad los separa”.
Lo que
nos mantiene enganchados a la lectura del poemario es que nos permite hace
nuestro su lenguaje, y gracias a ello, lo vuelve legible, cercano, el compañero
perfecto para el viaje en el que nos adentra Anne Michaels, porque “el tiempo emana de nuestro interior”.
La
poesía, en El peso de las naranjas y
Miner`s Pond crea otra realidad que nos transciende y nos hace creer en la
existencia de lo imposible, porque “lo que he aprendido me sostiene luego en
cada pesar”, aunque “el verdadero
creyente sigue buscando pruebas” en las que la vida nos muestre la potencia
de su revés, nos permita asombrarnos de que salga el sol todos los días, y
además nos acostumbre a lo maravilloso de la cotidianeidad.
Extracto del poema Lago two rivers:
Cuanto más miras una cosa,
más se transforma.
El pasado de mi madre se enreda
bajo las vidas de sus padres y abuelos,
vivían en una misma casa y entre ellos
recordaban cientos de años de historia.
Este amor doméstico es plano, hiere
como la luz hiere nivelando los objetos de un bodegón.
Extracto del poema Miner´s Pond
Las ventanas se hielan como charcas poco profundas,
el hielo florece en forma de hexágono.
El último almíbar de la luz bule rebosando bajo la cobertura
de las nubes; el cielo adquiere un color deslustrado.
Como pisapapeles, vacas sujetando el horizonte.
Incluso en un lugar que conozcas íntimamente
es diferente la oscuridad de cada noche.