Quiero morir con Alejandra.
Y matar al ruiseñor que habla
tan dentro de nosotros.
Que habla, que ríe.
Nos voltea.
Creer en el espíritu santo,
esa paloma que ha mantenido dormidos a todos.
Todos, tú, y yo, también.
Hasta ayer.
Gritar de dolor.
Celebrar el rito.
Llorar su quebranto.
Quimera y él, Federico.
Muerto de tedio y español.
Conseguir que todo parezca verdad.
La pus de tu grano.
Mis manos frías.
Su alergia a vivir y la enfermedad que yo misma provoco.
Prisión y pasión por escribir, aunque sea en esperanto.
Llanto!
Tanto!