¿ Y si echamos uno rápido?,
- me dijiste con esa sonrisa tuya que hiela el alma
pero calienta el cuerpo-.
Nos haríamos un favor mutuo y además
te echo de menos.
Hace tiempo que no me aman como tú,
- me dijo al oído mientras salíamos
del bar de tapas de la esquina
con nombre indescifrable-.
Esa noche te robe dos besos
con lengua, como dicen los niños,
y tú a mi cuatro, con manos....
Te marchaste tras una hora en el sofá.
Las cosas se complican en los momentos de pasión
esos que a ti y a mi nos sobraban.
Lo que pasa, querida mía, es que
el sol se ha puesto también hoy,
me voy de cañas a un bar de Calle Elvira
y esta noche robaré más de dos besos.
Con tu permiso.