"Nadie es quien es
si sus otros no están".
Angel Guinda.
Cómo vivir cuando despiertan dentro de ti
las ausencias cotidianas,
o sobrellevar el miedo a volver a ser
allá donde casi pierdes la vista y
se te desfigura el rostro.
Las calles siguen siendo rectas, sucias,
conocidas,
sus nombres continúan siendo propios,
horas, días,
ganancias y pérdidas.
Has asumido tu victoria
con recelo,
en un país donde ya no se sabe si
ir y venir no son sino sinónimos
de adiós y para siempre.
Perdiendo el lenguaje y su función
en la misma esquina donde un día
la lengua de los hombres te hizo hablar
más de la cuenta,
y la daga rasgó tus vestiduras
llevándote de la mano al túnel de salida,
eso,
o dejarte la vida.
Así pues, el grado de belleza
que podemos soportar
es equiparable a cuanto miedo
de nosotros mismos podamos vencer
y de cuántas equivocaciones aprendamos
a seguir viviendo.