No duermo, ni como
y percibo el olor del café de mi vecino de balcón
como percibo tu olor cuando estás lejos.
Los fantasmas vuelven de vez en cuando
y me asusto tanto
que necesito contártelo, solo eso
y al escucharme y decirme que todo va a ir bien
salen huyendo despavoridos
porque saben
que ya no estoy sola.
No duermo, ni como
y percibo el ruido de los fantasmas
entrando sigilosamente por las rendijas de la puerta
hoy son menos que ayer,
pero aún son suficientes
como para que en medio
de una más de las funciones
a las que asisto en mi vida
me ponga a llorar
casi sin querer
cuando me doy cuenta
de que me estoy dando por vencida
antes de haber iniciado apenas la batalla.
No duermo ni como
pero sé quien soy
o lo que puedo hacer
el tiempo que me queda
para que te sientas orgulloso
para que sientas que ha merecido la pena
para que tener fe, sea una manera de hacer
amigos nuevos, entre fantasmas.