martes, 7 de junio de 2011

Con su permiso

Señora, me acaban de preguntar
cómo le escribo lo que escribo
con tanta facilidad
y tanto empeño.

Sabrá usted, espero,
que no quiero ofenderla
que solo quiero como decía un poeta
saber qué es justo,
qué es real
quien es y hasta cuándo se queda.

Sabemos todos, Señora,
que por la noche
los gatos son pardos
y la literatura es ficción
pero también sabemos
que podemos ver
los colores que queramos
si somos nosotros
los que estamos haciendo unos nuevos.

Pues bien Señora,llegados a este punto
aquí le dejo de nuevo
mi arrogancia,
y las palabras mezcladas con desdén
y este insomnio mal curado
que me deja leer todo
lo que quiera
pero no me asegura
que sea capaz de comprenderlo.

Buenas noches, Señora,
si acaso ya en la calle nos vemos,
al fin y al cabo
es donde mejor me muevo
y donde puedo decirle
exactamente dónde quiera
lo raro que es no saber
qué me pasa con usted,
porque cuando me la encuentro
si miro para atrás
veo correr a mis pudores
escapando de nosotros.

Y Señora, de verdad
dígame,
porque no entiendo....