" Escribir no salva, pero alivia".
Jaime Gil
Escribir no salva
pero hablar contigo
es como aliviar el sexo
una tarde aburrida de domingo
cuando no hay nada más que hacer
que ver la película de antena 3,
que, casualmente, como tú,
viene a pasar el fin de semana
a una cama triste que sí, huele bien,
pero que hace mucho
que nadie suda en ella.
Me alivia también saber que existes
de viernes a domingo
y me humedezco
al pensar en tu mano en mi espalda
en tu dedo en mi boca
en los labios jadeantes por exceso de caricias.
Así esta pasando este estío
al que adoro como un becerro de oro
a punto de fundirse.
Mientras, desde no sé en que barco,
cercano a no sé cual isla
te acuerdas de mi, lo sé
y no me importa.
Sabrás cuando aquí estés
que el ventilador del techo
es lo que me ha mantenido
despierta todos estos días
esperando tu regreso.
Y nos iremos de aquí
a otro lugar.
Y seguiremos.
Y cambiaremos las sábanas
que oleran tan bien
y sudaremos.
Y te irás de nuevo
en otro barco
y yo
buscaré quizá algo de alivio
aunque use para ello tus palabras
y deba decir lo mucho que te quiero.