Nunca toco el minibar de los hoteles
siempre terminan por traicionar aquello
que más quiero
mi libido
Nunca, y cuando digo nunca
es un a veces
miro por la mirilla
cuántas rubias tienen el
" no molestar" puesto en la puerta
y si no son muchas
las llamo para ver,
solo para ver
si se aburren tanto como yo.
Si eso pasa,
se cruzan y abrimos la nevera
como quien reza un padre nuestro
sin apenas acordarse.
Después de todo,
solo después,
nos santiguamos con
premeditación y alevosía
decidimos cuándo y dónde confesamos
los pecados
y tras lamernos
por última vez las amigdalas
nos damos los números del móvil
y ya veremos si llamo.....