miércoles, 25 de marzo de 2009

no siento nada

Quiero pedirte perdón, tu aún no lo entiendes pero los que leerán la noticia el periódico el día 26 Marzo lo entenderán.
No estoy capacitada para decirte si eres el fruto de la pasión de una noche, de una amor fustrado o de una situación que se me fue de las manos, pero te he mantenido en secreto durante nueve meses.
Nueve meses en los que no importante no es que haya engañado a mis jefes, familia, amigos, compañeros, étc. Lo importante es que me he engañado a mí misma y te he faltado al respeto a tí,
No tengo un gran trabajo, pero lo tengo, no tengo una casa, pero tengo compañeros de piso que se preocupan por mí, y eso ya es más que si tuviera un apartamento para mí sola y un teléfono como único hilo de comunicación con el exterior.
No tengo mucha cultura que me permita saber qué hacer en estos momentos o por lo menos saber dónde puedo solicitar información, pero sí tengo algo que subsana todo lo demás,
Soy mujer, y estoy embarazada de tí,
Durante estos meses he hablado contigo, me has oido llorar por no saber que haría contigo cuando nacieras, pero confiabas en mí.
Se que en el fondo sabías que no estaríamos juntos pero por lo menos estarías.
Confiabas en que te diera la oportunidad de estar aquí y de luchar por algo, por muy pequeño que fuera ese algo, pero confiabas.
Sin embargo yo me deje llevar por el miedo, la parálisis emocional ante tantos cambios, la falta de dinero para mantenerte, la falta de recursos para criarte y opte por la opción más rápida pero no la menos dolorosa. Naciste conmigo, solos los dos, como habíamos estado durante estos nueve meses, y te vi, te sentí y por unas décimas de segundo soñe una vida mejor para los dos.
Pero contigo llorando y mirando sin saber qué pasaba por mi cabeza no podía pensar y decidí quitarte de mi vista.
Te metí, refugiado entre chaquetas y jerseys en mi armario,
Y entonces el silencio en mí se hizo y me marche a pensar qué hacía contigo, camino de un hospital.
Seguro que seguiste llorando durante un rato, pero yo ya no estaba allí para escuchar todo lo que tenías que decirme.
Perdóname porque yo no te saqué del armario, y no tendrás nunca la oportunidad de decirme que me has perdonado.