jueves, 15 de marzo de 2012

Reseña de Palíndromo en otra cerradura, editada en Barataria



Título: Palíndromo en otra cerradura
Autor: Lorenzo García Vega
Editorial: Barataria
Págs: 176
Precio: 12,50 €

Decía José Martí, que ser bueno es el único modo de ser dichoso, y que ser culto es el
único modo de ser libre. Pues bien, Palíndromo en otra cerradura es así, un modo de
ser libre, tanto en la lectura, como en la interpretación de las ideas que esta nos
transmite.
Un maravilloso homenaje a Duchamp. Una fabulosa manera de seguir teniendo
presente en nuestras vidas el surrealismo de Perec, la fuerza de Vallejo, las rarezas de Roussel, de quien se acaba de publicar en España el Locus Solus, para gozo y disfrute
de muchos locos solitarios, y sobre todo, para comprender que la literatura, es justo
aquello que siempre nos empeñamos en negar, simple y llanamente un texto. Pero un
texto plagado de vidas en cada una de las palabras que lo conforman, y a su vez, en el
conjunto de ellas.
Con la publicación de este libro se ha rendido un tributo a la capacidad de embelesar de la literatura, a la posibilidad de romper con la visión ordenada del mundo en que
vivimos, a dejar de lado la instrumentalización del lenguaje como constructor de
comportamientos e ideas.
Será a partir de unas anotaciones del propio Duchamp para su obra El gran vidrio
cuando comience a construirse esta “no obra” literaria, porque si nos detenemos en sus primera páginas, ya sabemos que nada tiene que ver con las obras que están en esos
respetados y apestosos cánones literarios, terreno movedizo en el que no voy a entrar.
No es este libro literatura, sino esencia literaria, que no es igual, por lo menos para mí.
Trabaja el autor con una circunstancia, la del espacio-tiempo que nos ayuda a
comprender el punto más espiritual de esta obra. Una manera de afrontar el desacuerdo
contra la deshumanización de la cultura, semejante a lo que mencionaba Ortega y
Gasset en La Deshumanización del Arte.
Pretende el autor validar su postura ante la libertad del hombre con un libro atemporal, cuya superficialidad no es sino la única manera de acercarse a lo más esencial del lector.
Palíndromo en otra cerradura es la manera que tiene el autor de contraponerse a la
cultura establecida como literaria, rompiendo lo circunstancial de la obra, así como
cambiando el concepto de literatura por el amplio y poco valorado concepto de
creación.
Con la lectura de Palíndromo en otra cerradura nos adentraremos en uno de los
movimientos vanguardistas más abrumadores del siglo XX, el Orígenes, creado por José
Lezama Lima que abogaba por establecer un origen cultural al hombre, así como por
proponer que sea él quien decida qué cosas le acompañan en la travesía vital a la que se enfrenta, y no la industria artística la que establezca los parámetros conductuales del ser humano.
Este homenaje a Duchamp salido de Cuba no es sino la necesidad de aceptar que las
cosas esenciales del ser humano, parten de él mismo, de que comprendamos lo que
somos y hacia dónde vamos, sobre todo, nos conduce por el camino de vuelta hacia lo
mejor de nosotros mismos, lo que aún no hemos dejado que sea corrompido por esto
que dudosamente llamamos ahora Cultura. Una cultura, que en ocasiones no hace nada
más que poner una tela de araña entre lo que es el hombre y la necesidad de seguir
siéndolo.